El rapto de la iglesia
El rapto de la iglesia
¿Qué es el rapto?
El arrebatamiento, como algunos le llaman, es un acontecimiento esperado por la
iglesia cristiana en el cual se espera que Cristo venga por la iglesia y que ésta
sea arrebatada para encontrarse con el Señor en las nubes. El rapto, “afirma
que la iglesia será raptada para unirse a Cristo cuando venga la
Parousia”[1]
y se fundamenta en Primera de Tesalonicenses 4.15-17.
Les decimos esto como una enseñanza del Señor:
Nosotros, los que vivimos, los que habremos quedado hasta que el Señor venga,
no nos adelantaremos a los que murieron, 16 sino que el Señor mismo descenderá
del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los
muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que aún vivamos y
hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para
recibir en el aire al Señor, y así estaremos con el Señor siempre.[2]
La Parousia
es un término griego que se relaciona con el retorno de Cristo a la tierra por
su iglesia. No significa solamente presencia, sino también hace referencia a la
venida del individuo. Una de las mayores inquietudes que la iglesia tiene es
saber cuándo exactamente va a suceder ese acontecimiento y las señales precedentes.
Sin embargo, estas inquietudes no son actuales, los discípulos de Jesús tuvieron
las mismas dudas y al respecto la Santa Biblia dice: “mientras Jesús estaba
sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron por separado,
y le dijeron: Dinos, ¿cuándo sucederá todo esto, y cuál será la señal de tu
venida y del fin del mundo?”[3]
Sin duda, para
los apóstoles, luego de la resurrección de Jesús el regreso del Señor era
inminente y la expectativa de su venida era mayor que la nuestra actualmente.
El problema es que muchos de ellos empezaron a morir y el Señor no venía, y eso
empezó a generar dudas entre sus seguidores. Por ejemplo, los tesalonicenses tenían
la duda ¿qué iba a suceder con los cristianos que habían muerto antes de la
venida del Señor?
El apóstol Pablo les
responde, “hermanos, no queremos que ustedes se queden sin saber lo que pasará
con los que ya han muerto, ni que se pongan tristes, como los que no tienen
esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios
levantará con Jesús a los que murieron en él”.[4]
En cuanto a la
pregunta inicial ¿cuándo será la parousia? A pesar de que el Señor la
respondió, se sigue haciendo actualmente la misma pregunta, porque el hombre
quiere tener el control de todo y quiere controlar la venida del Señor y eso,
solo le pertenece al Señor. Por eso dice Mateo 24.36 “en cuanto al día y la
hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de los cielos. Sólo mi Padre lo
sabe”[5].
“Estén atentos,
porque ustedes no saben el día ni la hora en que el Hijo del Hombre vendrá”.[6]
La iglesia debe
permanecer velando. El que está en vela, está esperando algo o alguien. “Por
tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios”.[7]
“Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y Salvador Jesucristo”.[8]
A pesar de las
enseñanzas bíblicas, se han levantado muchos falsos maestros que engañan a la
grey de Dios. En cuanto al rapto, infunden temor a los hermanos y los llevan a
tomar decisiones alocadas dándoles falsas esperanzas al dar una fecha de su venida.
El verdadero maestro
y pastor, debe ser sobrio, como dice Pablo en Segunda de Timoteo,
Procura con diligencia presentarte ante Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que usa bien la
palabra de verdad. Pero evita las palabrerías vanas y profanas, porque más y
más conducen a la impiedad y su palabra carcome como gangrena; entre esa gente
están Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad al decir que la
resurrección ya se efectuó, con lo que trastornan la fe de algunos.[9]
El problema
central de la escatología es la interpretación; en la forma en que se entienden
los textos bíblicos y de esas diferentes formas de entender el texto bíblico
surgen diferentes posturas escatológicas.
Si bien, la Santa
Biblia no dice el día y la hora del rapto, si hay algunas enseñanzas de los
apóstoles que señalan cómo va a ser.
Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así
también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él. Les decimos esto
como una enseñanza del Señor: Nosotros, los que vivimos, los que habremos
quedado hasta que el Señor venga, no nos adelantaremos a los que murieron, sino
que el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y
con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego
nosotros, los que aún vivamos y hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente
con ellos en las nubes, para recibir en el aire al Señor, y así estaremos con
el Señor siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.[10]
Sobre el mismo
tema, Pablo le escribió a los corintios lo siguiente:
Pero una cosa les digo, hermanos: ni la carne ni
la sangre pueden heredar el reino de Dios, y tampoco la corrupción puede
heredar la incorrupción. Presten atención, que les voy a contar un misterio: No
todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y
cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque
es necesario que lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista
de inmortalidad. Y cuando esto, que es corruptible, se haya vestido de
incorrupción, y esto, que es mortal, se haya vestido de inmortalidad, entonces
se cumplirá la palabra escrita: Devorada será la muerte por la victoria.[11]
Sin lugar a duda, el rapto será un acontecimiento glorioso, será visible y
audible. La iglesia debe dejar de preocuparse por las señales, debe cumplir con
su mandato que el Señor Jesús les dio a sus discípulos. “Por tanto, vayan y
hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he
mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.[12]
La iglesia debe seguir pregonando el mensaje del evangelio de Jesucristo, ese
mensaje de esperanza, esperanza que se alcanza por medio de la fe en Cristo. ¡Maranatha!
¡El Señor viene!
[1] González, Justo L, 2010, Diccionario
teológico, Editorial Clie.
[2] Santa Biblia RVC, 2000, 1 Tesalonicenses 4.15-17.
[3] Ibid. Mateo 24.3.
[4] Ibid. Primera de Tesalonicenses 4.13-14
[5] Ibid. Mateo 24.36
[6] Ibid. Mateo 23.5
[7] Ibid. Primera Tesalonicenses 5.6
[8] Ibid. Tito 2:13
[9] Ibid. Segunda Timoteo 2.15-18.
[10] Ibid. Primera Tesalonicenses 4:14-18.
[11] Ibid. Primera de Corintios 15.50-54.
[12] Ibid. Mateo 28.19-20.
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