Cuidando del rebaño

JUAN 21:15-17

El ministerio de Jesús aquí en la tierra tuvo muchas facetas que son fácilmente identificables por su importancia para el pueblo de Israel y como memorias para los creyentes que en el transcurrir de los años luego de su muerte y resurrección, se volvieron y son nuestros textos de fe. Jesús sanador, predicador y libertador son algunas de las características que encontramos en las escrituras cuando la leemos, sin embargo, hay una faceta que queda oculta a los ojos de los lectores, pero que resaltó durante los siguientes años en los que la iglesia primitiva fue perseguida, que de no haberse formado en los discípulos estos no hubieran trascendido con su testimonio y escritos hasta nuestros días, me refiero a la formación de un liderazgo que transformó su carácter, identidad y sensibilidad por los perdidos tal y como el mismo Jesucristo sintió al desarrollar su ministerio.
El ministerio pastoral es fundamental en la vida del cristiano tanto para la iglesia  primitiva como para la iglesia actual, sin el, seríamos como ovejas sin pastor con caminos abiertos para nosotros, pero sin saber cuál conviene  tomar. 
Jesucristo durante los años en los que convivió con sus discípulos,  formó en ellos con cada circunstancia que vivió  una huella que indeleblemente daría fruto. Es de destacar cómo entre los doce, resalta Simón Pedro por su carácter fuerte, por su sagacidad, por  su intrepidez y la capacidad de reaccionar ante y por Jesucristo de maneras que podrían llamarse impulsivas pero que son realmente una respuesta a  un corazón que amaba a su Señor. 
Simón Pedro demuestra esa fe firme que sentía en sus acciones, y que luego de la muerte de Jesucristo no declinó, y se afirmó aún más luego de su resurrección. Es Pedro quien resalta en los textos y por ello no es difícil comprender porqué Jesús una vez más le dirige un mensaje de amor y cuidado por su rebaño que de ahora en adelante será responsabilidad de los discípulos, que pronto serian los dirigentes y las columnas de nuevos creyentes que deberán tener líderes que los amen.
Jesús refiere tres veces la misma pregunta a Pedro,  “¿me amas más que estos?” La respuesta de Pedro fue “si te amo” , pero a la insistencia del Señor entristece, reconociendo en si mismo su incapacidad y debilidad al haber sido infiel a ese amor que confesó con sus palabras y con sus acciones al negarle tres veces, Pedro sabia y reconocía su incapacidad de ser fiel a sus mismas palabras, pero le entristecía aún más que su Señor estaba consciente de su debilidad.  Sin embargo, alude “tú lo sabes todo”  expresando  una confesión segura al creer que el único que podía conocer su corazón y ese inmenso amor que sentía, a pesar de su humanidad era el mismo Jesucristo.
Jesús da por respuesta a Pedro las tres características que debe  tener por prioridad un líder al cuidado del rebaño del Señor. Y teniendo en cuenta que en un rebaño la oveja tiene dos etapas, la primera siendo un Cordero, y ya luego la segunda siendo ya una oveja adulta (un año). Encontramos entonces que Jesús da como respuesta principios ineludibles de un  buen líder, que son apacentar y pastorear. Dos características que definen la vida en un rebaño saludable, dejando establecido que una oveja necesitan tanto del alimento como del cuidado, uno sin el otro son insuficientes e infructuosos.
Pero también le deja claro los pasos a seguir, el primero es apacentar a los corderos o nuevos convertidos, pues son estos los que necesitan del alimento para crecer fuertes y saludables, llenos de vitalidad, enseñando la palabra que dará como fruto una fe inamovible, necesaria para el crecimiento dentro  del rebaño.
El segundo “es pastorea mis ovejas”, es aquí donde se dirige a la necesidad del cuidado del creyente adulto que ha crecido en principios y valores, en los que la fe ha sido su cimiento, sabiendo que es en la adultez cuando las decisiones serán las que definan el curso de su camino, por lo que necesitara de líderes cimentados firmes y maduros que sepan cuidar, dirigir y solucionar las circunstancias que se le presentan en el rebaño, sabiendo que los corderos siguen de cerca e imitan el proceder de sus mayores.
El tercero en una firme y clara necesidad de seguir proveyendo de pasto verde y nutrido que mantengan sustentadas y satisfechas a las ovejas adultas, pues esto redundara en un rebaño apacible, que confía en su pastor, que se sabe cuidada alimentada y segura.
Es por eso que el llamado de Jesucristo a Pedro es a un ministerio pastoral en el que el líder debe cumplir todos estos principios enmarcados en estos versículos, por amor al Señor del rebaño, quien otorgo y delego el cuidado de sus ovejas a un líder que le ama, que ya fue formado y que ya es maduro para demostrar ese amor  y fidelidad a un mandato, que más que una obligación se vuelve un servicio de amor, por amor al que le amo primero.

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